22 – Del sufrimiento al crecimiento

El sufrir pasa; el haber sufrido, no.

Las pérdidas y las muertes suelen hacer jirones en nuestra alma y corazón. Sólo vemos lo que perdemos. El sufrimiento tiende a verlo todo negro. Frustra motivaciones y proyectos. ¿Qué puede traer de positivo? ¿Sufrir no es pura negatividad? ¿Y aunque algo enseñara qué es eso comparado con la pérdida, con la muerte del ser querido?

No elegimos perder ni la muerte, por supuesto; pero sí podemos elegir qué actitud ir tomando.

– ¿Pero acaso en el sufrimiento hay tanta racionalidad como para elegir con qué actitud vivir?

El sufrimiento se sufre, es cierto; pero cuando se va serenando y transformando aporta muchas «riquezas» que hacen que la vida se vea de otra manera. Hay que explorar con actitud y actividad positivas los lugares a los que puede conducirnos el sufrimiento:

– Desde que murió mi ser querido, lo que creía tan absoluto… Estoy empezando a valorar…

El espíritu se mueve más a la compasión:

– Me siento más solidario…

Hasta la muerte se empieza a ver de otra manera:

– Noto que ya no tengo miedo a la muerte como antes.

Y la experiencia de Dios se hace más intensa:

– Ahora lo vivo cercano a mí, no como antes…

Pero si no hay una sana elaboración del duelo, se incrustará el sufrimiento, se esconderá la felicidad, se oxidará el alma, se ahuyentará la alegría, se continuará prisionero de la pena y se seguirá sufriendo y perdiendo.