20- ¿Todo en homenaje al muerto?

Es frecuente que, al inicio del duelo, se dé una situación de identificación con el muerto. Surge el deseo de tomar como propios sus proyectos inconclusos, cumplir sus deseos, hasta vestir sus prendas…

Es frecuente hacer casi todo en homenaje al muerto, incluso convertirlo en un «valor»; también solidarizarse por él con gente carenciada, cosa que probablemente no se hacía antes. El involucrarse en muchas actividades se vuelve peligroso cuando se utiliza para evitar confrontarse con la realidad o solucionar determinados problemas.

– Yo voy al hospital porque sé que a él le gustaría y a mí me hace bien.

Obviamente, la solidaridad bien entendida se ha de hacer desinteresadamente por el necesitado en sí mismo. El hombre es fin en sí, no un medio. No se lo puede utilizar

– Siendo «gente que hace cosas por la gente» trascendemos en el amor – comentaba un participante de un grupo de autoayuda sin elaborar su duelo y con una pobre autoestima. ¡Qué pobre sentido de la trascendencia! ¡Qué manera tan poco «caritativa» de servir! ¡Qué manera de eludir el duelo!

Los muertos no dejan proyectos para los vivos.

No actuar exclusivamente por homenaje al muerto sino en homenaje al amor solidario.

Los muertos no quieren que los vivos les ofrenden su vida.

El mejor homenaje a quien se murió: orar por él ante el Señor y ser felices (1).

(1) Cfr. Mateo Bautista. Renacer en el duelo. Ed. San Pablo, Buenos Aires.